LECCIONES ENOLOGICAS
En el mundo del Vino en el cual tenemos la suerte de movernos, hablar de Miguel Ángel de Gregorio supone mencionar a unos de los grandes referentes enológicos, tanto a nivel nacional como internacional; así como a un gran amigo, con el cual nos complace mantener una estrecha relación de amistad y trabajo.
Por ello, todas sus declaraciones y/o palabras deben ser tomadas como auténticas lecciones que permiten a todo amante del vino adentrarse aún más en este fantástico mundo.
Pues bien, recientemente, los compañer@s del «Correo del Vino» han publicado una interesante entrevista realizada a nuestro amigo:
«Miguel Ángel de Gregorio, la magia de Finca Allende
¿Quién es Miguel Ángel de Gregorio? Le vamos a conocer profundamente, sus ideas, inquietudes, su labor en la viña y sus objetivos dentro de la DO CA. Rioja.
“Soy hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de viticultores”, corrobora Miguel Ángel de Gregorio al empezar la entrevista. Eran de esperar tales orígenes en este enólogo de ideas claras y puras, basadas en la pasión por la viña y el vino, que se reflejan en los vinos que elabora.
Aunque nacido en Ciudad Real, de Gregorio se considera riojano, por crianza, carácter y formación. En 1964, con tan sólo 9 meses, la familia se trasladó desde La Mancha, donde era complicado sobrevivir con una explotación vitivinícola en aquella época, a trabajar en la bodega más antigua y prestigiosa de La Rioja. En Ciudad Real mantiene las viñas de la familia y su bodega, Finca Coronado, pero su actividad está más centrada en tierras riojanas.
Su niñez la pasó entre cepas y barricas. No es de extrañar que eligiera después formarse como Ingeniero Agrónomo. También tiene un Máster en Viticultura y Enología y en Administración de Empresas.
C (Correo del Vino)
M (Miguel Ángel de Gregorio)
C: Para empezar, nos gustaría saber cómo llegó al mundo de la enología, y qué es lo que más le gusta de esta profesión.
M: Desde niño no he hecho otra cosa que jugar entre cepas y barricas, por lo que creo que soy un incompetente social para otra profesión o actividad que no sea cultivar viñas y hacer vino. Es lo que he hecho toda mi vida y por suerte es lo que me gusta. Cultivar la viña, meditarla, intentar entenderla e intentar extraer todo lo que hay dentro de una uva, todo lo que las raíces sacan de la tierra.
C: ¿Ha evolucionado su concepción de la elaboración del vino con el paso del tiempo? ¿En qué sentido?
M: Sí, por supuesto. Yo en mis orígenes partía de una herencia muy riojana y tuve oportunidad de conocer otras viticulturas, otras enologías y probar otros vinos. A veces los ímpetus de la juventud me hacían concebir las elaboraciones de determinadas formas. Sabías dónde querías ir pero no cómo hacerlo. Pero 30 años de meditar vendimias y de cometer errores me han llevado a perseguir cada vez más la sutileza, la elegancia, la magia. Aunque hay cosas que a pesar de esa evolución permanecen inalterables. Y es la captura de la esencia, de la magia de hacer el vino en la viña, y no en la bodega. Hemos ido también evolucionando hacia conceptos más conservacionistas, de viticultura sostenible, de utilizar cada vez menos tratamientos fitosanitarios, de respetar cada vez más la viña.
C: Manchego de nacimiento, pero criado en La Rioja. ¿Se identifica con los vinos de esta DO?
M: De forma absoluta y total. Yo fui trasplantado muy jovencito aquí, a La Rioja, y soy ya un auténtico riojano. Ya no es que me identifique con La Rioja, sino hasta con un pequeño rincón como Briones. Soy profunda e ideológicamente riojano.
C: ¿Qué futuro cree que le espera a DO CA Rioja?
M: Rioja es una de las cinco grandes zonas productoras de vino, sin duda alguna. Por su clima, su suelo, su saber hacer. La DO tiene un problema: es muy grande, hay demasiados operadores que mueven gran volumen y que están interesados en producir vinos baratos en cantidades masivas para los lineales de los supermercados.
Pero hay otra Rioja, que para mí es la Rioja de verdad, en la que se miman las elaboraciones, se mima la viña, no se la explota. La obsesión de los grandes operadores es explotar el viñedo. Pero el viñedo hay que entenderlo, cuidarlo, y mimarlo. Si Rioja no es capaz de crear un marco de juego para los elaboradores que miman la viña, se quedará sin ellos y sólo quedarán los que la explotan. Yo espero que la sensatez se imponga y sean capaces de crear un marco de juego para todos.
C: ¿Cuál es su filosofía a la hora de enfrentarse al reto de elaborar un vino, y qué es lo que busca?
M: Busco siempre lo mismo: intentar extraer lo que la tierra tiene y respetar el carácter de cada tierra. La magia que hay en un terruño, la singularidad de cada parcela, de cada suelo, de cada orientación…
C: Actualmente elabora en dos bodegas en La Rioja vinos muy distintos y en lugares diferentes ¿Cree que el mercado entiende los estilos diferentes de elaboración? ¿Se mantiene la esencia by Miguel Ángel de Gregorio en los dos?
M: Yo creo que los entiende perfectamente y los dos mantienen la esencia by Miguel Ángel de Gregorio. En Finca Allende, en Briones, mantenemos la identidad absoluta con el terruño, con cada parcela, con un modelo de terruño monolítico, y toda la magia. En Finca Nueva, en Navarrete, utilizamos uva procedente de distintos terruños. Eso hace que hagamos un ensamblaje mucho más cercano a la tradición riojana, un estilo diferente más orientado al gusto del mercado. Pero el rigor es el mismo a la hora de explorar los terruños, en un caso y en otro.
C: ¿Cómo ha evolucionado Finca Allende desde sus comienzos hasta ahora? ¿Representa ya todo lo que quiere plasmar o todavía está en evolución?
M: Aunque la filosofía inicial se mantiene intacta, se ha ido evolucionando en el sentido de que cada vez hemos ido disponiendo de más viñedo, de más medios y nos hemos permitido profundizar mucho más en la esencia del terruño. Todavía no hemos alcanzado lo que algún día ha de ser Finca Allende, pero es que el propio nombre indica que está en permanente evolución; Allende significa más allá, y eso estamos intentando, ir cada vez más allá en la profundización del terruño. Yo confío en que los grandes vinos de Finca Allende los hagan mis hijos y mis nietos. Estamos de paso y nuestro deber es legar a las generaciones futuras una mejor viticultura que la que nosotros tenemos, o por lo menos mantenerla. Entender cada vez más nuestro viñedo… Y por eso espero que mis hijos y nietos sean capaces de mejorar lo que yo hice.
C: ¿Por qué decide elaborar un vino natural, sin sulfitos, y con fecha de caducidad?
M: Realmente fue un reto. Yo probaba vinos naturales que no me acababan de gustar. Soy firme partidario de utilizar los menos elementos químicos posible. Pero hay elementos que se consideraban y siguen siendo imprescindibles para que el vino pueda envejecer con los años, y entre ellos está el sulfuroso. Los vinos naturales sin sulfuroso que probaba no me acababan de convencer y para mí fue todo un reto intentar conseguir un vino natural sin defectos y que exprese la elegancia de Finca Allende. Como no tenemos experiencia en la evolución de este tipo de vinos, pusimos entre comillas una fecha máxima recomendada para su consumo, un año después del embotellado. Posiblemente el vino viva más, seguro que sí, pero necesitábamos curarnos en salud. Este vino natural que he elaborado ha sido sin duda una fuente inagotable de satisfacción.
C: ¿Puede decir algún vino que sea su favorito, o preferido?
M: Todos aquellos que son singulares y mágicos, y ante todo honestos.
C: Por último, defínase en una frase.
M: Yo soy un viticultor, que vivo permanentemente apasionado por la magia de cada uno de mis viñedos.»
Quédense con esta última frase y sigan disfrutando del mundo del vino en Bodegas Collado.